La Quinoa, el oro de los Andes
Pierre kapsalis

Una historia contrastada: de los incas a la NASA


La historia de la quinoa es como una verdadera saga. Cultivada desde hace más de 7.000 años en el altiplano andino, los incas la consideraban "la madre de todas las semillas" y la declararon alimento sagrado. Pero la quinoa casi desapareció de los Andes cuando llegaron los conquistadores españoles. Los conquistadores españoles hicieron un intento de enviar semillas de quinoa a Europa, pero llegaron muertas e incapaces de germinar. En los siglos XVIII y XIX se intentó cultivar la quinoa en Europa, pero volvió a fracasar. Esto se debía al amargor de sus semillas, causado por la presencia de saponina (una sustancia aceitosa que recubre sus granos), que sólo podía eliminarse tras varios lavados con agua. Además, la harina de quinoa no se puede hornear. A partir de entonces, la quinoa quedó completamente olvidada.

Mucho más tarde, en la década de 1970, un puñado de nutricionistas, en busca de alimentos más saludables, redescubrió la quinoa. Luego se introdujo lentamente en algunas tiendas ecológicas europeas. Pero no fue hasta 1993 cuando la semilla sagrada de los incas se convirtió en una auténtica moda: en esa época, la NASA publicó un informe en el que se establecía que la quinoa era el "alimento ideal para las misiones humanas de larga duración en el espacio". El efecto fue inmediato: la quinoa pasó de ser una planta exótica y poco conocida a ser considerada un súper alimento. Los precios se dispararon: en 1970, la quinoa valía 3 dólares la tonelada; en 2014, la misma cantidad alcanzó los 8000 dólares...

Reservada durante mucho tiempo a las tiendas de alimentos ecológicos, la quinoa ha llegado con fuerza en los últimos años a los supermercados europeos, donde podría competir rápidamente con los cereales más tradicionales (sobre todo el arroz). A pesar de su apariencia, la quinoa no es un cereal. No es un miembro de la familia de las gramíneas, como el trigo, sino una planta herbácea de la familia de las Chenopodiaceae, como las espinacas. Por tanto,es un pseudocereal. Para Sudamérica, esto también significa grandes cambios: la quinoa, que era el alimento de los pobres en la región andina, gana prestigio gracias a su éxito en Europa, y aparece por primera vez en el menú de los restaurantes de lujo de La Paz y Lima, las capitales de los dos mayores productores mundiales de esta planta.


Un súper alimento


Para coronar el reconocimiento de la quinua, las Naciones Unidas han declarado 2013 como el "Año Internacional de la Quinoa". El objetivo: promover esta planta como respuesta a la desnutrición en el mundo. En 2013, la FAO puso en marcha programas piloto para desarrollar este cultivo en 27 países. La quinoa es una de las plantas más nutritivas del mundo: La quinoa es muy rica en proteínas, contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo humano no puede sintetizar por sí mismo, tiene un bajo índice glucémico, lo que es bueno para controlar la diabetes de tipo 2, es rica en minerales importantes como el hierro y el magnesio, también es muy rica en antioxidantes y fibra y está compuesta por moléculas flavonoides, un potente antioxidante natural. Además, no contiene gluten, por lo que es perfecto para las personas con intolerancia al gluten. Además, la quinoa es especialmente resistente a las heladas, a la sequía y a la luz solar extrema, y tiene una especial resistencia natural gracias a la saponina. Estas virtudes lo convierten en un producto excepcional.


Quinua real


Entre las muchas variedades de quinoa, destaca una en particular: la quinoa real. "Aquí producimos la mejor quinoa del mundo", dicen con orgullo los productores bolivianos: la variedad cultivada en la región del salar de Uyuni -la quinua real- es el resultado de miles de años de selección genética. Su grano, especialmente grande, es aún más nutritivo y sabroso que la quinoa convencional. Por estas razones, muchos países han intentado cultivarla, sin éxito. Los científicos aún no entienden por qué la quinua real sólo se cultiva en la región del salar de Uyuni, pero esto ha permitido a los bolivianos obtener recientemente el sello de calidad AOC. La quinua real se cultiva casi totalmente a mano, sin ningún tratamiento químico. Por eso el rendimiento por hectárea es muy bajo: apenas 500 kilos.


¿Y hoy?


Con la explosión de los precios de la quinoa, Perú ha industrializado su cultivo y ahora tiene tres cosechas al año, con un rendimiento de 7.000 kilos por hectárea de quinoa clásica. Así, Bolivia ha perdido su título de mayor productor mundial, la quinoa peruana inunda los mercados occidentales y los precios actuales se han hundido. Esta es una muy mala noticia para los 250.000 productores bolivianos que viven de este cultivo. Esto ha obligado al gobierno boliviano a lanzar un plan de financiación para la expansión de los cultivos de quinoa y a tomar medidas para preservar el mercado de consumo local.

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