De los cañones de Tupiza a las tierras del vino de Tarija
Terra bolivia

Tupiza, ciudad de los cañones


Cuando llegas a Tupiza (2.950 m), procedente de las lagunas perdidas del Gran Lípez, o acompañando a una de las últimas caravanas de llamas de la "ruta de la sal" que se intercambian entre el Altiplano y los valles centrales, un sentimiento de dulzura se apodera de ti.

En Tupiza, la luz baja del atardecer sobre las montañas multicolores, la silueta de los cactus, como otros tantos centinelas que custodian la entrada a los torturados cañones, los campesinos que regresan a sus casas al lento paso de sus caballos... Las "Tierras Rojas" del Sur de Bolivia se asemejan a un enorme decorado del Oeste. Cierra los ojos, ¿no ves pasar las mulas cargadas de mineral de plata? Y detrás de esta nube de polvo, ¿No son Kid y Butch Cassidy los que atacan a la empresa minera Aramayo?

Emprendamos un viaje de exploración por el Lejano Oeste boliviano:


Los vinos de altura de Tarija


Más al este está Tarija (1.850 m) y su aire andaluz. No nos neguemos el placer: esta tierra de producción de vino (el vino tinto de altura y el Singani son especialmente famosos) ofrece también una rica gastronomía, que se degusta al son del violín gitano, mezclado con el del bombo de los gauchos argentinos. La región también está llena de pinturas rupestres y tesoros paleontológicos, sin olvidar las reservas naturales de Sama y Tariquía.

La forma ideal de explorar el sur de Bolivia es a caballo, por supuesto, pero también es un placer para los ciclistas de montaña y los excursionistas. Siempre habrá una cascada o una piscina natural de aguas cristalinas para recompensar los esfuerzos del viajero curioso.

Los más intrépidos se aventuran incluso en la región del Chaco. Este paraíso ecológico, que entre 1932 y 1936 fue escenario de un conflicto fratricida entre Bolivia y Paraguay (orquestado por las compañías petroleras que acechan sus ricos yacimientos de hidrocarburos), es hoy el territorio de los jaguares y los indios guaraníes, siempre bañado por un sol implacable.

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