La Paz, entre mercados y teleféricos

DE 1 A 2 DIAS


Para empezar con el pie derecho, demos un paseo por las tranquilas calles de Sopocachi. Encontramos pequeñas tiendas y bares que merecen una parada. Vamos al mercado de Sopocachi para tomar un mate de coca, la bebida sagrada y tradicional, el remedio contra el mal de altura. Y la yapa, es decir el pequeño extra que ofrece la “caserita” (vendedora boliviana), porque aquí siempre se "yapa" a un buen cliente.

La Paz es una ciudad mixta y llena de contrastes, una muestra perfecta de todo un país. Desde el barrio del mercado, lleno de colores y olores, cruzamos unas cuantas calles para encontrarnos en el corazón del casco histórico, convertido en centro de negocios.

En el casco histórico, recorremos la calle Jaén, una de las últimas calles coloniales de la ciudad, con sus adoquines y sus casas de colores. Nos tomamos el tiempo de abrir todas las puertas para descubrir pequeños patios, galerías y encontramos a Rosario. Nos habla de cultura, de moda, de tradiciones y nos invita a probarnos sus numerosas faldas de cholitas (7 superpuestas al parecer), compartiendonos todos sus secretos.

Llegamos a El Alto en teleférico, sobrevolamos las casas hasta donde alcanza la vista, observamos los patios interiores, las terrazas donde se secan los trajes tradicionales y de baile... En la ladera del acantilado se encuentran los chamanes que dirigen las ceremonias de ofrenda a la Pachamama. Nos aventuramos con uno de ellos para que nos lea el futuro en las hojas de coca.

¿Un poco más? Una inmersión en Bolivia no está completa sin una visita a un grupo de danza tradicional. Las danzas bolivianas son una verdadera representación de la mezcla de la cultura boliviana. El Carnaval es el momento de olvidarse de las jerarquías, de superar los tabúes y de expresar, tras las máscaras, todos esos mundos ocultos tan presentes en las creencias. ¿Te tienta la idea de participar en un ensayo de Tinku, Diablada o Llamerada? Un grupo de bailarines nos enseñarán con orgullo los pasos y el significado de su coreografía. Para el ejercicio, la resistencia es la clave. A casi 4.000 metros de altitud, la falta de oxígeno es notable.

Contáctenos